Hoy me toca a mí. Después de varias semanas no escribiendo o haciéndolo a deshora, por fin puedo publicar en mi día.
Ayer, leyendo un libro que se llama "Il partito del cemento" para la clase de Sociología Urbana que trata sobre la corrupción urbanística en Italia (equivalente a la española), me tropecé con una frase que pasó instantáneamente a pertenecer a mi archivo de tesoros. Rezaba así:
Non esiste vento favorevole per il marinaio che non sa dove andare
(No existe viento favorable para el marinero que no sabe dónde ir)
Me golpeó de lleno. Quizás, de alguna manera, he estado navegando a la deriva durante más tiempo del que yo pensaba. Los últimos meses antes de llegar aquí yo era consciente de que había dejado el barco con la vela al pairo; cuál fue mi sorpresa al descubrir que la dejadez venía de antes y que no había querido darme cuenta. El venir a Roma, y tener que enfrentarme yo sola a algo que me aterraba me obligó a coger el remo de nuevo y a remar con fuerza en una dirección que aún desconocía. El problema es que, ahora, después de tanto tiempo de inactividad, mis músculos estaban agarrotados y navegaba con el viento en contra. "¡Desplegad el velamen! ¡Todo a estribor!" Pero, por muy fuerte que me asiera al remo, mi embarcación no avanzaba y hacía agua por todas partes.
Las personas tendemos a creer que el viento cambia de repente. Y no. Quizás lo hace, sí, pero nuestra condición de mortales no nos deja percatarnos de ello, y no nos damos cuenta de que las cosas cambian hasta el día en que te levantas y te das cuenta de que hoy el viento sopla por el lado de popa. Aún es leve, apenas una brisa, pero suficiente para que saques pecho y dejes que el aire salado inunde tus pulmones. Una sonrisa se cuela entre tus labios y te acercas al timón. Se ven nubes de tormenta pero, por primera vez en mucho tiempo, no vas a dejar que el barco zozobre a voluntad. Hoy el viento es favorable, y tú ya sabes dónde vas. ¡A toda vela rumbo al futuro!
"Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío,
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor."
No dejaré que el barco zozobre a voluntad...
ResponderEliminarHay que seguir remando... es ley de vida.
ResponderEliminarI miss you.